Cuando sobreviven, tienden a enfermar debido a un suministro insuficiente de inmunoglobulinas en las primeras horas de vida y su desarrollo suele retrasarse. Los síntomas van desde el rechazo de alimentos, hasta terneros que se debilitan demasiado para ponerse de pie y/o respirar de forma anormal y forzada. Por lo tanto, es importante eliminar las posibles causas desde el principio.
Controle la salud de sus vacas
Las infecciones en general, por ejemplo, las infecciones de las pezuñas o la mastitis en las vacas preñadas dan lugar a terneros con peso reducido, lo que a menudo se relaciona con una debilidad en la lactancia. Pero también agentes infecciosos como la diarrea viral bovina/enfermedad de las mucosas o el virus de Schmallenberg, clamidia, leptospirosis, salmonela y micoplasma, entre otros, pueden ser una causa.
Optimice…
Las crías antes de nacer son alimentadas a través de la madre. Una dieta adecuada en todas las etapas de la lactancia y en el período seco de las madres con albúmina, energía, vitaminas, sales minerales y oligoelementos, asegura la vitalidad de los terneros.
La programación metabólica comienza en el útero de la madre. Principalmente las deficiencias de magnesio, calcio y selenio en combinación con la vitamina E influyen en la actividad muscular, que es importante para el reflejo de succión y deglución. Además, los desequilibrios en la disponibilidad de yodo, cobalto, cobre, vitamina A y betacaroteno pueden provocar fragilidades debido a trastornos del metabolismo. Una sobredosis de proteínas en combinación con altos valores de urea en la sangre resulta en terneros débiles.
Períodos en los que hay una deficiencia de energía conducen a una acidosis sanguínea debido a la formación de cuerpos cetónicos. Como ya se ha mencionado, la acidosis es una de las causas de la falta del reflejo de succión. Pero también la aplicación no controlada de sales ácidas puede llevar al mismo efecto.
Evite partos prematuros
Los partos prematuros suelen ocurrir debido a infecciones generales, a una dosis excesiva o insuficiente de nutrientes, y a situaciones de estrés. El resultado es la asfixia tardía (síndrome de dificultad respiratoria), donde hay una falta de surfactante. Este se forma sólo durante el último trimestre de la gestación, en los alvéolos pulmonares, y permite bajar la tensión superficial. Si existe una falta, la cría sólo podrá respirar con gran esfuerzo, porque cada vez que exhala, los alvéolos se encogen y sólo con mucho esfuerzo pueden abrirse de nuevo. La dificultad para respirar se agrava continuamente. La formación de surfactante depende de la disponibilidad de calcio y fósforo y de una dosis adecuada de proteínas. La acidosis de la sangre de la vaca preñada, que surge como resultado de la acidosis ruminal o cetosis, también afecta la síntesis de los surfactantes.
Evitar partos riesgosos
En partos riesgosos y con ayudas inapropiadas, pueden producirse fracturas de mandíbula, contusiones de los músculos del cuello, de la lengua o los nervios por presión o tracción, haciendo imposible el reflejo de succión. Los edemas de congestión y el dolor debido a un parto complicado hacen imposible el proceso de succión. Pero las lesiones mecánicas no son las únicas que influyen en el comportamiento de beber y en la vitalidad. Las grandes presiones sobre el tórax y el hígado en el canal de parto y el retraso en el paso al exterior que se producen en los partos difíciles, especialmente cuando el flujo sanguíneo ya se ha interrumpido al aplastar los vasos umbilicales, provocan una interrupción del suministro de oxígeno. Esta hipoxemia daña el cerebro, y por lo tanto, el comando del reflejo de succión. Los terneros afectados sufren de asfixia prematura, un síndrome de dificultad respiratoria que provoca una sobre acidificación de la sangre. Esta acidosis no sólo contribuye a las dificultades respiratorias, sino que también es la causa del rechazo de alimentos.
Partos de riesgo no sólo se reducen por la correcta elección del semen. El control regular de las condiciones corporales de las vacas en la lactancia avanzada, y la alimentación adecuada de los terneros, también aseguran animales grandes y fuertes.
Lleve un control consistente de partos.
Una vigilancia regular de los partos puede dar indicios de posibles atrasos.
Esto permite intervenir oportunamente en caso de partos de alto riesgo, pero también en caso de debilidad en las contracciones por falta de calcio o en partos tardíos debido a situaciones de estrés, como la inquietud o un entorno desconocido. En situaciones de estrés se libera adrenalina. Esto tiene un efecto opuesto al de la oxitocina. Debido al retraso en el parto, el suministro de oxígeno del ternero se hace cada vez más difícil, por lo que también aquí existe el peligro de asfixia prematura. La contaminación por gérmenes durante y poco antes del nacimiento del ternero, puede dar lugar a graves infecciones generales, lo que hace que se rechace la «bebida».
Conclusión:
La inhibición del reflejo de succión y la negativa a «beber» se atribuyen a menudo al sabor de los sustitutos lácteos. Y no siempre se tiene en cuenta que hay muchos otros factores causales. Una alimentación mediocre del feto por parte de la madre y un bajo peso al nacer pueden llevar a un instinto de succión débil o incluso nulo. Los nacimientos prematuros y difíciles también pueden tener una influencia decisiva en la succión de la cría. Incluso, cuando las madres tienen mala salud, esto puede tener repercusiones negativas en la disposición de la cría a beber. Es importante que se trate bien a las vacas con antelación, que se controle el parto y, si es necesario, que se proporcione ayuda profesional para el parto.
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